Dicho y Hecho
CHỈ CẦN MÌNH ĐÁNG GIÁ, NGƯỜI KHÁC SẼ TỰ TÌM ĐẾN
Có một chàng trai trẻ tìm gặp một nhà thông thái và than thở rằng: “Tại sao con cố gắng mãi mà không được trọng dụng?”.
Nhà thông thái cúi người xuống nhặt một viên đá nhỏ dưới chân ném vào trong đống đá ở đằng xa, rồi nói v
"Dicho y Hecho" es un espacio que dedicamos para compartir el significado de Sipalki-Do en la vida de las personas que practicamos, o que en algún momento han tenido un acercamiento, aunque sea a través de esta publicación.
A veces cuesta expresar estas experiencias porque son millones o porque son escasas. A veces uno piensa: pero si son tantas experiencias...anécdotas, tantas cosas compartidas, tantas cosas vividas...tantos años...resulta dificil contar algo.
Otras veces uno dice: pero si yo nunca practiqué, bien, si Ud está leyendo esta revista entonces ha tenido un acercamiento al Sipalki-Do, y estas líneas han seguramente influido en su vida, en términos de práctica, si Ud ha llevado de estas líneas algo tan solo para pensar, ya ha practicado Sipalki-Do, aunque no haya partido ningún ladrillo ni empuñado ningún arma, ni haya aprendido alguna de las 18 técnicas maravillosas. Aunque no haya estado en una clase, ha participado Ud de la dinámica de aprendizaje, pues estando frente a estas páginas, está Ud frente a un espacio marcial en donde se explora, las posibilidades del arte de supervivencia y del arte de servir. ¿Qué significa un espacio marcial?
Bien, en Sipalki-Do, el espacio en donde practicamos se llama Doyang. El Doyang es un espacio físico, una superficie que utilizamos para el momento de la práctica, y ese espacio es "sagrado" para el sipalkista. Al respecto de qué superficie en metros cuadrados debe tener este espacio físico, es relativo, algunos profesores dicen que debe ser amplio, otros opinan que no tanto, que con un espacio medianamente amplio resulta cómodo para entrenar. Resulta que en tanto mas experiente y mayor nivel técnico tiene el docente, menos espacio necesita para practicar con sus alumnos. Aquellos que tienen un acerbo limitado de técnicas, hacen mucho ejercicio de preparación física, corren, hacen fuerzas de brazos, de piernas, de abdominales, y saltan a la cuerda, dan vuelteretas al frente y atrás, etc...Y se va la hora de clase haciendo gimnasia; si tan solo el profesor practicara aunque sea las 13 posiciones básicas de Sipalki-Do, todos los músculos se flexibilizan, se fortalecen, hay un equilibrio adquirido que le permite al practicante mantener el eje de equilibrio entre sus cuerpos, su centro de gravedad, y desde un tropezón hasta una rehabilitación de infarto cerebral, este entrenamiento será de utilidad. Pero eso lo sabe alguien que ha practicado esas 13 posiciones y que lo ha hecho con alguien que le ha sabido explicar técnicamente no solo las aplicaciones para ejecutar las técnicas de defensa y ataque, sino para todos los ámbitos de su vida.
Por eso, cuando nos reunimos a practicar, lo que hacemos es entrenar por unos momentos, sea media hora sea una hora, lo que ensayamos cada minuto de nuestra vida indistintamente de lo que hagamos o en donde estemos, (trabajando, en casa, paseando, etc).
Por eso la práctica es una experiencia individual, y el espacio físico para entrenar puede ser la superficie que ocupa la masa muscular encefálica. Ahí en el espacio en donde su mente tiene una superficie, que ocupa menos de un metro cuadrado. Por eso el lugar en donde uno está de pie, es suficiente para realizar una práctica, el lugar en donde Ud. está sentado en este momento leyendo estas líneas es su espacio de práctica, por eso decimos que es un espacio sagrado, es un espacio individual y único, tan individual y único como Ud mismo. Un maestro sabe que por mas que Ud haya hecho ejercicios de gimnasia y haya tonificado sus músculos, si durante la práctica Ud, como individuo no estuvo consigo mismo durante un período de tiempo aunque sea el que estuvo en el "Doyang", no ha valido el esfuerzo de llegar a la clase.
Por eso el Doyang puede ser un espacio mas o menos amplio, en la arena o en el cesped, en la baldosa o en el piso encastrado del gimansio, en el agua, en el hielo, sobre sus pies o en su silla.
Cuando el profesor hace saltar y agitarse a sus alumnos en una clase de educación física, no está respetando el espacio de práctica que el alumno está destinando para compartir esa hora, o sea no está respetando su individualidad; si le dijo que le dictará una clase de Sipalki-Do y lo puso a hacer gimnasia, le está estafando, posiblemente su espectro de técnicas sea limitado al tener necesidad de recurrir a realizar una clase de educación física en vez de compartir técnicas de Sipalki-Do para generar una experiencia individual. En una clase de Sipalki-Do también se puede transpirar el cuerpo físico, pero si no se ha ejercitado el músculo mas importante de nuestro cuerpo, nuestro cerebro, la clase ha sido de cualquier otra cosa, no de Sipalki-Do, y su tiempo ha sido empleado para distraerse un rato, para bajar la panza o para ocuparlo en un hobie, para alimentar una autoestima baja, impulsos de violencia, o también ha servido para alimentar al mismo ego (el ego del practicante y el del profesor); también ha servido para incrementar el bolsillo del profesor.
Porque cualquier mono puede saltar, patear, y agitarse, no le hace falta desarrollar ninguna otra habilidad, así como al ser humano no le hace falta mas que ganas, para entretenerse un rato. Sin embargo para practicar Sipalki-Do necesitará desarrollar su voluntad.
Teniendo esto en cuenta, el lector podrá percibir incluso por qué practicamos Sipalki-Do a través de Internet.
Finalmente, con este espacio realizamos una apertura para que podamos expresar experiencias de tenor significativo, y serán todas publicadas.
Pueden ser experiencias que tengan que ver con ocasiones que causaron la risa, que tengan que ver con lugares, blupers, apuros, viajes, amigos, torneos, exámenes, parejas, exhibiciones, clases, vestuarios, familia, miedos, alegrías, estímulos, o cualquier entorno en el que se haya desarrollado la anécdota.
Están todos invitados para armar esta especie de anecdotario, escriban lo que quieran publicar y envíenlo a golondrinas18@yahoo.com Con gusto lo estaremos añadiendo a esta publicación. Tengan en cuenta que no se publicará algo que no esté firmado con nombre y apellido.
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Comienzo yo misma contando que conocí al Sipalki-Do a través de mi esposo Eugenio Aranda. Lo anecdótico no es haberlo hecho a través de él, porque fue extraño no conocer a Eugenio practicando Sipalki-Do, y fue extraño que no se presentara como maestro de Sipalki-Do, lo conocí como empresario del multinivel. Lo anecdótico fue el hecho de que todo esto sucedió siendo él la mas alta graduación occidental en Sipalki-Do.
María Viñole Donadío
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El maestro Daniel Rolla, ha acercado a nuestra revista unas líneas de alguna impronta que sus experiencias en contacto con Sipalki-Do le han dictado, que se las transmito textualmente.
"Estimado Amigos
Los años pasan
pero quedan recuerdos que no se pueden olvidar, de los cuales tengo muy
dentro de mi corazón, esos recuerdos son del gran Amigo y Mtro Euguenio
Aranda que en las andanzas de nuestra juventud vivimos casi juntos,
recuerdo cuando se deslizaba por un árbol para comprar vino a los Mtros
coreanos, esto era en el barrio ejercito de los Andes hoy conocido como Fuerte Apache, y las horas de práctica que le dedicaba al Sipal ki junto
a el Mtro Yoo, cuantos recuerdos cuanto sudor, sacrificio y dolor, era
duro practicar, era duro poder seguir ese ritmo, pero el Mtro Aranda
era un guerrero nunca sesaba siempre para adelante, el fue unos de los
primeros Alumnos del Mtro Yoo, eso lo se perfectamente ya que el Mtro
Yoo tenia un almacén fuera del barrio el almacén se encontraba en el
barrio de caseros Villa Parque a media cuadra de una plaza y yo le
acompañaba en su auto Ford color bordo con techo binilico, esto lo
vivimos, como así también cuando el Mtro se mudo a fuera del barrio en
una casa donde Aranda practicaba en un cuartito arriba de la terraza,
tantas cosas para contar, pero lo importante es que para mi es un
pionero del Sipal ki uno de los mejores Mtros dentro de las Artes
M.Coreanas. su Amigo Mtro Daniel Rolla
Mtro y Amigo si tenes que agregar algo hacerlo yo no quise ser tan intenso, lo que tu quieras agregar agregarlo .
Dios te bendiga, saludos a tu señora esposa
Mtro Daniel R. "
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Fascículo 8 30 de Julio de 2013
Anécdota que comparte el maestro Eugenio Aranda de un viaje con su maestro.
Mtro y Amigo si tenes que agregar algo hacerlo yo no quise ser tan intenso, lo que tu quieras agregar agregarlo .
Dios te bendiga, saludos a tu señora esposa
Mtro Daniel R. "
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Fascículo 8 30 de Julio de 2013
Anécdota que comparte el maestro Eugenio Aranda de un viaje con su maestro.
Una vez mas se abren las páginas del amplio
registro de una vida discipular, esta vez de páginas que no están escritas, de
historias que sobreviven en la memoria y en la retina de sus protagonistas,
como debe ser la experiencia: sin posibilidad de ser transmitida.
Y son justo estas historias las que se prestan
para este espacio. Son las vivencias cuya importancia tal vez esté anclada
solamente en el corazón de las personas que las pueden contar.
Sin embargo de eso se trata: de contar
fracciones de un tiempo con significado propio, aunque no esté filmado, aunque
no se encuentren elementos que las puedan corroborar, porque no se trata de
armar y reconstruir el pasado y registrar la historia, se trata simplemente de
que alguien nos preste esa historia, y los lectores podamos compartir y viajar
por dentro de esa experiencia, y vivificar esa fracción de tiempo compartiendo
su significado y disfrutar de esa historia, como se disfrutan las historias que
se cuentan y se escuchan con simpleza, con el mero fin de ser contadas y con el
mero fin de ser escuchadas, o, mejor dicho, de ser compartidas.
En este fascículo les traigo una historia que
nos presta mi maestro Eugenio Aranda, es la siguiente:
"...estábamos
en el medio de los médanos mi maestro y yo, pleno invierno varios grados bajo
cero, mucho frío y nosotros pescando en medio de una tormenta feroz. Tan feroz
que tirábamos plomadas de 150 grs y el viento nos las devolvía a los pies como
si fueran de papel. Unas olas tremendas y nosotros ahí solos, haciendo qué?
pescando...era la última salida que hacíamos juntos antes de que mi maestro
viajara a su país, (Enrique Algarañaz nos llevó hasta allá, al medio de los
médanos), y según me decía mi maestro, no tenía intensiones de regresar a
Argentina, así que fue un tiempo especial, horas, días...un tiempo. La cuestión
es que volvimos a la carpa, estábamos tan borrachos que contábamos los intentos
de sacar algo del mar, porque llevábamos la cuenta de las veces que nos
emborrachábamos. Esos días practicamos Si Rum. Podría estar días contando lo
que pasamos durante esos días...por eso voy directamente al final de esa “clase
especial”, mi maestro me dijo: tenemos frío y hambre, no hemos pescado
nada...trajimos vino y picante, verdad Aranda? ....y nos llevamos el mar...
"
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Muchas veces he escuchado a practicantes
decirle a Eugenio "qué sacrificio no? maestro para hacer la carrera que Ud
hizo..."
La respuesta de Eugenio siempre es la misma, y
en privado luego volvemos a tocar el tema, y me dice: "sabés Trini...la
gente piensa que he pasado penurias ocupando el rol que ocupé como discípulo y
sipalkista, o que me pesa ser quien soy, hacer lo que hice como sipalkista, por
lo que muchos me dicen maestro, piensan que yo sufría porque ellos no estarían
dispuestos a hacer lo que yo hice, pero yo no lo viví así, para mi siempre fue
grato a pesar de que muchas veces pasé frío, muchas veces pasé hambre, noches
sin dormir...etc, pero yo siempre lo viví como un sueño que se hacía realidad
progresivamente, mi mayor felicidad era practicar, y disfruté cada momento como
nadie lo disfrutó al lado de mi maestro. Nunca me importó lo que decían ni qué
tenía que hacer para poder practicar, practicar, y aprender y aprender, siempre
pensé que si mi maestro se iba o dejaba de enseñar no tendría la oportunidad de
seguir aprendiendo, así que tendría que aprovechar cada minuto de cada día que
fuera posible. Y estoy agradecido por eso. "
Eugenio Aranda, como muchos saben y para el
que no lo sabe es mi esposo, es el padre de mis hijos además de mi maestro: lo
mensiono a propósito de que historias como estas son las que están entre
nuestra familia, son las que sobreviven como lo que nuestros hijos le contarán
a sus nietos, porque historias como estas son las que hacen al nombre de su
padre, de su abuelo el día de mañana...son las de valor invaluable valga la
paradoja, que no están enmarcadas en el registro formal de la historia, no son
referidas por fechas, por acontecimientos puntuales, eventos, etc. no fue el
"día tal", fue un día de los tantos días que compartió con su
maestro, por lo tanto tampoco nadie lo leerá en el libro de historia que
escribimos para Sipalki-Do, porque es la historia de Eugenio Aranda, no de
Sipalki-Do, para los que me criticaron aduciendo que en La casa Roja contaba la
historia de Eugenio Aranda en vez de la historia de Sipalki-Do, esto, lo leen
aquí hoy, no porque yo lo vaya a incluir en el libro de historia, sino por
gentileza de Eugenio Aranda, un hombre especial como su identidad y su vida.
De esto no hay fotos.
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Qué historia nos prestaría Usted?
Hágala llegar a damasipalkista@yahoo.com.ar y
con gusto la compartiremos.
María Viñole Donadío
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Maestro! Es posible conseguir su libro? Muchas gracias!
ResponderEliminarHola Cristian, recién veo tu comentario, a qué libro te referís?
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